Años después, en la misma estación en que el joven marqués miraba a Justine y a Juliette, espera ahora a que la leche termine de hervir. Soñoliento y confuso, el noble tiene ya una ocupación para sus horas muertas, funcionariado ocioso, que le ha hecho olvidar la perversión. Se mira las manos y no distingue los dedos que apretaron correas y que ahora hacen nudos de corbata. Qué tiempos, qué vida. Y espera a que llegue el tren mientras le suben efluvios a la boca por haber comido carne cruda.
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7 comentarios:
Efluvios para todos!!!
que se acuerde del mal de las vacas locas ;-)
es un buen cuento, señor.
Curri, te invito a otra estación de paso por la que estuve dando una vuelta hace unos años. Una por cuyos largos andenes deambulamos, para ver que el alma está ya en otra parte. No me pertenece. Es de Vicente Gallego. Espero que te guste.
hola currillo, la verdad es que estos japos están todo el día haciendo angeologías. Me imagino que la bomba atómica genero cierta "angustia apocalíptica". Oshii, el de Ghost in the shell tiene el huevo del ángel, angel´s egg. Y existe una serie maravillosa que se llama Neon genesis Evangelion.Si puedes, ojea.Es para corroborar que no vas desencaminado con la desolación de los ángeles.:-)
se refiere al divino marqués?
Precioso todo lo que he tenido tiempo de leer, seguiré disfrutando de sus textos poco a poco.
Saludos
Los males digestivos son una de las tareas mas dificiles y activas a las que se puede enfrentar la nobleza
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