19 marzo 2006

Un gato

Había un gato muerto en el filo de la acera.
Esta mañana, al salir de mi casa para ir al trabajo había dos gatos maullando sobre el cuerpo de un gato tendido en el suelo. Daban vueltas alrededor del cuerpo haciendo una suerte de danza fúnebre y maullaban con gritos de gato no nos gusta, no queremos que estés muerto, no nos da igual. Decían ojalá -pero lo decían con la boca pequeña, lo he notado, sólo querían que supieran su dolor los vecinos- que no estuvieras muerto, ojalá que fuéramos nosotros.
Cuando he vuelto a casa, en mi acera sólo quedaba una marca de sangre en el suelo. Un recuerdo.

4 comentarios:

el lector dijo...

los gatos son fantasmas de otro mundo. extraterrestres q nos visitan, nos miran, nos juzgan y nos escupen de sus vidas: un(a) gato(a) en celo no atiende nunca a razones, se escapa.

un gato siempre maulla con la boca pequeña: atiende al ladrido de los perros.

Anónimo dijo...

En el fondo. El muerto estaba en el fondo. En lo hondo: se lo habían comido y los supervivientes habían dejado de estar tristes.

Alegría, nadie tiene problemas. Y cuando vuelva el hambre, será porque ya ninguno se acuerda (¿de qué?) y el universo se habrá reajustado.

O igual fue el barrendero que borró la huella. O la lluvia, que es una figura más poética.

Pd. Me siento fatal pretendiendo trascendencia, yo no soy así.

Anónimo dijo...

La base de la superstición es suponer relaciones (mágicas o no) entre sucesos observados.

Sr. Curri dijo...

Un saludo, Asterio.