08 diciembre 2006

Y pasa la vida

Y pasa la vida
igual que pasa la corriente
cuando el río busca el mar
y yo camino indiferente
donde me quiera llevar
-Pata negra-
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David estaba arrancando un póster para Claudia. Era cuando la cosa iba bien y nadie dudaba de su relación, ni siquiera ellos mismos. Estaba esmerándose en que no se quedara ningún trozo pegado en la valla cuando llegaron los niños, un niño y una niña, y le pidieron que le arrancara uno a ellos también. Cógeme un póster. Cógeme un póster, que yo no sé. Cógelo tú, le dijo. Es que si lo cojo yo me lleno y como tú ya estás... Pues si te lo tengo que coger yo, vas listo. Algunos libros de pedagogía hablan de David, de su vida y de su obra, cómo sus trucos y su magia han conseguido crear una nueva esfera de comunicación entre grandes y pequeños que muchos estudiosos consideraban imposible. La niña, más dispuesta, se puso a arrancar ella su póster y el niño sacó una campanilla del bolsillo, empezó a dar vueltas alrededor de David mientras decía Invocamos a los espíritus, invocamos a los espíritus. Estuvo así treinta segundos. Y al segundo treinta y uno, David desapareció.

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